Querido Los Ángeles, te quiero.

Querido Los Ángeles,
Te quiero.
Crecí en Pacific Palisades. Recorrí sus calles una y otra vez en mi patineta Razor. Conocía bien los árboles altos y viejos, y tenía mis favoritos. Mi mamá vivía en Alma Real, mi papá en Toyopa. Milagrosamente, la casa de mi mamá sigue ahí, cubierta de ceniza. La de mi papá desapareció, quemada hasta los cimientos en vivo por televisión. Y nosotros fuimos los afortunados. Todos estamos a salvo.
Más de 150 miembros del equipo de Snap han sido desplazados, sin contar a sus familias y amigos. Incontables angelinos lo han perdido todo. Algunos han perdido la vida.
Los Ángeles, lo que pasó me parte el alma, pero te amo aún más. Este punto de encuentro para la creatividad, la innovación y la narración de historias. Esta ciudad de ángeles, que, cubierta de cenizas, ya está empezando de nuevo.
Por cada saqueador, hay miles y miles ofreciendo su tiempo, recursos y sus oraciones. Por cada cobarde, el valor sobra. Por cada dedo acusador, hay miles de manos trabajando para sanar y devolver la esperanza.
No somos la primera comunidad que enfrenta un gran incendio. Ni seremos la última. Pero usaremos nuestra fuerza, creatividad y amor para reconstruirla de nuevo. Nuestra ciudad de grandes artistas le pondrá una nueva capa de pintura a este hermoso lienzo llamado hogar.
Los Ángeles, te quiero. Y mientras veo a los primeros auxilios de todo el país en el estacionamiento de nuestra oficina, veo su apoyo constante y sé que millones más también te quieren.
Los Ángeles, estamos aquí para quedarnos. Para la reconstrucción y para lo que venga después. Y estamos aquí para ayudar. Snap, Bobby y yo ya hemos donado 5 millones de dólares en ayuda inmediata y seguiremos contribuyendo. Estamos dando comida a los evacuados y a los primeros intervinientes, además de ofrecer espacio gratuito. Estamos escuchando a expertos en recuperación después de grandes incendios y aprendiendo cada día cómo podemos hacer más y afrontar el reto. Queremos colaborar y construir junto a ustedes.
Y quizás lo más extraño para todos los afectados es que, a pocos minutos de distancia, el mundo sigue girando. Hay trabajo por hacer, niños a los que enseñar, familias a las que cuidar y un nuevo día que recibir.
Los Ángeles tiene mi corazón, y tendrá todo nuestro tiempo, recursos y ayuda para seguir adelante. Te lo juro.
Evan