We Stand Together

Snap CEO Evan Spiegel sent the following memo to all Snap team members on Sunday, May 31. In it he condemns racism while advocating for creating more opportunity, and for living the American values of freedom, equality and justice for all.
Más adelante en mi vida, tuve la oportunidad de trabajar y estudiar en Sudáfrica, donde tuve el privilegio de conocer a uno de mis héroes, el clérigo Desmond Mpilo Tutu. Fui testigo de la devastación que dejó el Apartheid y del legado del racismo, pero también del esfuerzo incesante en pos del progreso y la reconciliación. En Stanford, durante mi último año viví en Ujamaa, un dormitorio del campus dedicado a la comunidad de color (y donde, actualmente, la mayoría de los residentes son negros). Incluso en medio del tremendo privilegio de Stanford, había mucho qué aprender acerca de las injusticias diarias del racismo en nuestra sociedad.
Comparto esto no para sugerir que entiendo de primera mano las dificultades que atraviesa la comunidad de color en Estados Unidos, sino para explicar que, durante casi 30 años, he sido testigo presencial de la apasionada, persistente, fuerte y bien fundamentada exhortación a la justicia en Estados Unidos y en todo el mundo o he participado en ella. 30 años después, a pesar del clamor de millones de voces que piden un cambio, es muy poco lo que podemos mostrar en nuestro camino hacia el progreso. La injusticia económica en Estados Unidos ha alcanzado niveles que no se habían visto en casi un siglo, una persona de color no puede visitar un supermercado ni salir a caminar sin miedo a ser asesinada sin motivo ni consecuencias para los agresores y, para decirlo en términos simples, el experimento estadounidense está fracasando.
Comparto esto porque entiendo que, en palabras de Martin Luther King, “los disturbios son el lenguaje de los que no son escuchados”, y quienes han estado exigiendo pacíficamente un cambio desde hace siglos, han visto muy poco progreso hacia una realidad de libertad, igualdad y justicia para todos, algo que Estados Unidos ha prometido desde hace mucho tiempo. Entiendo por qué las personas que están participando en los disturbios sienten que las oyen, pero que no las escuchan.
En el primer discurso que me invitaron a dar después de fundar Snapchat, pronunciado en la Conferencia de Mujeres Empresarias de Stanford, en 2013, declaré que “soy un varón joven, blanco y formado. He tenido mucha, mucha suerte. Y la vida no es justa”. Sentí la profunda responsabilidad de mencionar mi privilegio y reconocer la injusticia en nuestra sociedad; especialmente frente a mujeres empresarias líderes, que luchan diariamente con este tipo de injusticias. Reconocer mi privilegio fue un primer paso muy importante para mí, pues me ayudó a escuchar. Mis experiencias como hombre blanco acaudalado se diferencian categóricamente de las injusticias que viven muchos de nuestros compatriotas estadounidenses. Comprender la situación de las personas diferentes me ha ayudado a convertirme en un mejor aliado suyo en la batalla.
La idea fundamental sobre la cual se construyó nuestro país era la noción de que las circunstancias de tu nacimiento no predestinarían el curso de tu vida. Nuestros fundadores pensaban que la idea de un rey escogido por Dios era ridícula. Dios nos escogió a todos y nos ama a todos por igual. Los padres de la patria deseaban construir una sociedad que reflejara el amor de Dios y la idea de que Dios habita dentro de todos nosotros. Dios no cree que ninguno de nosotros sea más o menos merecedor de amor.
Por supuesto, sabemos que los mismos padres fundadores que defendieron los valores de libertad, igualdad y justicia para todos, en su mayoría poseían esclavos. Su poderosa visión de una nación creada por el pueblo y para el pueblo fue construida sobre cimientos de prejuicios, injusticia y racismo. Al no abordar estos pilares corrompidos y los constantes fracasos para crear oportunidades equitativas para todos, nos estamos negando a darnos cuenta de nuestra verdadera capacidad de progreso humano, y continuaremos sin alcanzar la visión audaz de libertad, igualdad y justicia para todos.
A menudo me preguntan mis amigos, miembros del equipo, periodistas y otros socios, qué es lo que podemos hacer para marcar una diferencia. Reconociendo que no soy un experto en lo absoluto y que a la corta edad de 29 años tengo mucho que aprender sobre el funcionamiento del mundo, a continuación les comparto mi propia perspectiva de lo que se necesita para crear el cambio que tanto anhelamos en Estados Unidos. No podemos acabar con el racismo sistémico sin crear, al mismo tiempo, oportunidades para todas las personas, sin importar su origen.
Creo que el primer y más importante paso es reafirmar nuestro compromiso con nuestros valores fundacionales como nación: libertad, igualdad, justicia, vida, autonomía y la búsqueda de la felicidad. Debemos trabajar juntos para crear una visión compartida en pos de un futuro exitoso y definir cómo es el país que deseamos dejarles a nuestros hijos. Este debe ser un proceso que involucre a todos los estadounidenses y tiene que ser “por el pueblo y para el pueblo”. Si logramos definir la nación en la que deseamos convertirnos, podremos comenzar a tomar medidas y aplicar nuestros valores a las decisiones vitales que debemos tomar a fin de que nuestra visión compartida se convierta en una realidad.
También debemos comenzar a definir nuestro éxito en términos del cumplimiento de nuestros valores, en lugar de métricas absurdas a corto plazo como el PIB o la bolsa de valores. Cuando aumentan los costos de atención médica, sin importar el valor que recibas, el PIB aumenta. Si un huracán golpea la tierra y acaba con miles de hogares, al reconstruirlas el PIB aumenta. Básicamente, el PIB es una métrica fallida que no refleja lo que contribuye a la verdadera felicidad humana. La búsqueda de la felicidad debe expandirse más allá de la búsqueda de la riqueza.
Debemos establecer una Comisión de la Verdad, Reconciliación y Reparación diversa y apartidista. Debemos iniciar un proceso para asegurar que la comunidad de color de Estados Unidos sea escuchada a lo largo del país, investigar la parcialidad y los prejuicios del sistema penal, reforzar la División de Derechos Civiles del Departamento de Justicia y emprender acciones sobre las recomendaciones de reconciliación e indemnizaciones que dictamine la Comisión. Hay mucho que aprender de aquellos que han tenido el valor de emprender un proceso similar después de las atrocidades en todo el mundo, debemos crear un proceso que refleje los valores estadounidenses y ayude a nuestra nación a hacer los cambios necesarios y sanar.
Debemos reiniciar el “Motor de la Oportunidad” en Estados Unidos invirtiendo en la educación, el sistema de salud y la vivienda, para que estos componentes básicos de una sociedad libre y justa sean más accesibles para todas las personas.
Creo que, una razón por que el fenómeno del emprendimiento en Estados Unidos ha disminuido tanto desde la década de los años ochenta, es la falta de una red de seguridad social apropiada y suficiente. Este fenómeno depende de que las personas involucradas puedan tomar riesgos para iniciar un negocio, lo que resulta casi imposible si no se dispone de algún tipo de red de seguridad como la que yo tuve. Los emprendedores potenciales de hoy están sujetos a deudas estudiantiles, a un estancamiento salarial y a un aumento de gastos que dificultan el ahorro del capital inicial necesario para comenzar un negocio.
Invertir en el futuro de nuestro país para beneficiar a los hijos de nuestros hijos será costoso. Necesitaremos instituir un sistema más progresivo de impuestos sobre ingresos y un impuesto sobre bienes sustancialmente mayor, y necesitaremos que las corporaciones paguen una cantidad de impuestos más alta. Mientras invertimos en el futuro, deberemos reducir el déficit federal para estar mejor preparados ante cualquier conmoción externa que pueda ocurrir en el futuro en este mundo nuestro, que cambia con tanta rapidez. En resumen, las personas como yo tendremos que pagar muchos más impuestos, y creo que valdrá la pena a fin de fomentar una sociedad donde todos salgamos beneficiados.
Muchos de estos cambios podrían ser “malos” para los negocios a corto plazo, pero ya que representan inversiones a largo plazo para la gente de nuestra nación, creo que en conjunto cosecharemos tremendos beneficios a largo plazo.
¿Por qué no aún se produjo este cambio? Yo diría que simplemente porque la supermayoría de baby boomers, presente en todas las ramas de nuestro gobierno, ha demostrado poco interés en crear un mejor futuro para sus hijos. Durante décadas, nuestro gobierno ha implementado una estrategia de recortes de impuestos financiados con deudas y prestaciones para enriquecer a sus miembros más importantes: los baby boomers. Efectivamente, los boomers poseen casi el 60% de todo el patrimonio familiar en Estados Unidos. Para ponerlo en contexto, los multimillonarios poseen alrededor del 3%. Con el seguro social, por ejemplo, financiamos un programa que da beneficios a la generación más acaudalada en la historia de Estados Unidos, sin ninguna forma de verificar por qué medios se está logrando.
Algunas investigaciones han demostrado que cuando una generación mayor no se ve a sí misma reflejada en la generación más joven, está menos dispuesta a invertir en su futuro. En Estados Unidos, la generación de los baby boomers está conformada por casi un 70% de varones blancos, y la Generación Z, cerca de un 50%. El cambio demográfico en el país es inevitable. La pregunta, por lo tanto, es si podemos o no trabajar en conjunto por una nación que refleje de mejor manera nuestros valores fundacionales, que sane las profundas heridas de nuestro pasado, se esfuerce por eliminar el racismo y la injusticia y genere oportunidades para todos, sin importar quiénes sean o en dónde hayan nacido.
En cuanto a Snapchat, no vamos a promover cuentas en Estados Unidos ligadas a personas que inciten a la violencia racial, ya sea que lo hagan dentro o fuera de nuestra plataforma. Nuestra plataforma de contenido en Discover está sujeta a supervisión y en ella decidimos lo que promovemos. Hemos hablado en varias ocasiones de que el trabajo duro fomenta un impacto positivo, y predicaremos con el ejemplo con el contenido que promovemos en Snapchat. Tal vez permitamos que la gente divisiva mantenga su cuenta en Snapchat, siempre y cuando el contenido que publiquen aquí sea congruente con los lineamientos de la comunidad, pero no promoveremos esa cuenta ni ese contenido de ninguna manera.
Nunca es demasiado tarde para buscar el amor, y es mi deseo más sincero y serio que los líderes de nuestra gran nación emprendan el camino de nuestros valores fundacionales, nuestra razón de ser: libertad, igualdad y justicia para todos.
Hasta ese día, dejaremos en claro, con nuestras acciones, que no hay zonas grises cuando se trata de racismo, violencia e injusticia. Y no la promoveremos, ni a aquellos quienes la promuevan, en nuestra plataforma.
Esto no significa que eliminaremos contenido con el que la gente no esté de acuerdo, o cuentas en las que se manifieste insensibilidad ante algunas personas. Hay bastantes temas sujetos a debate con respecto al futuro de nuestra nación y el mundo. Pero lo que no debe tener cabida ni estar sujeto a debate en nuestro país son el valor de la vida humana y la importancia de la lucha por la libertad, la igualdad y la justicia. Apoyamos a todos aquellos que están del lado de la paz, el amor y la justicia, y utilizaremos nuestra plataforma para promover el bien, no el mal.
Sé que muchas personas sienten que solo “algunas personas” son racistas, o solo existe “algo de injusticia” en nuestra sociedad y que “no todos somos malos”. En mi opinión, la humanidad se encuentra profundamente interconectada, y cuando uno de nosotros sufre, todos sufrimos. Cuando uno de nosotros tiene hambre, todos tenemos hambre. Y cuando uno de nosotros es pobre, todos lo somos. Cuando cualquiera de nosotros haga silencio frente a la injusticia, habremos fallado en nuestro propósito de crear una nación que lucha por los ideales más altos.
Algunos de ustedes han preguntado si Snap contribuirá a organizaciones que apoyen la igualdad y la justicia. La respuesta es "sí". Sin embargo, según mi experiencia, la filantropía es simplemente incapaz de causar poco más que un impacto menor sobre las graves injusticias que enfrentamos. Si bien nuestra familia ha contribuido a la creación de oportunidades para los desfavorecidos, y seguirá haciéndolo de manera significativa, además de colaborar con los responsables de impartir justicia, estas circunstancias requieren una organización más radical en nuestra sociedad. La filantropía privada puede parchar agujeros o acelerar el progreso, pero no es capaz de cruzar el profundo y amplio abismo de injusticia por sí sola. Debemos cruzar ese abismo juntos, como una nación unida. Unidos en el esfuerzo por la libertad, la igualdad y la justicia para todos.
Tenemos grandes desafíos por delante. Debemos adoptar un cambio profundo a fin de confrontar el lamentable legado de violencia e injusticia de Estados Unidos, del cual George, Ahmaud y Breonna son las víctimas más recientes, entre muchos otros cuyos nombres desconocemos. No solamente un cambio en nuestro país, sino un cambio en nuestros corazones. Debemos llevar la luz de la paz y compartir el abrazo del amor con toda la humanidad.
Paz para todos.
Evan
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