01 de junio de 2020
01 de junio de 2020

We Stand Together

Snap CEO Evan Spiegel sent the following memo to all Snap team members on Sunday, May 31. In it he condemns racism while advocating for creating more opportunity, and for living the American values of freedom, equality and justice for all.

Querido equipo:

Tal como Lara lo compartió la semana pasada, habíamos estado planeando hablar sobre las muertes de George, Ahmaud y Breonna mañana por la mañana, a través de Snap in Focus, pero, mientras trataba de asimilar el largo legado de violencia e injusticia racial en Estados Unidos, no me pareció una buena idea seguir esperando. Cada minuto que permanecemos en silencio frente a la maldad y la transgresión representa un voto a favor de los malhechores. Lamento haber esperado para compartir mis sentimientos con ustedes.

Me siento desconsolado y enfurecido por el trato hacia la gente afroamericana y de color en Estados Unidos.

Desde muy temprana edad, tomé consciencia de la lucha por la libertad, la igualdad y la justicia. Mi padre trabajó como asesor jurídico de la Comisión Christopher (y, en un giro del destino, nuestro actual asesor jurídico, Mike, también trabajó ahí), fundada para investigar el racismo y el uso excesivo de la fuerza por parte del Departamento de Policía de Los Ángeles, como consecuencia del caso de agresión a Rodney King, en esta misma ciudad, en 1991. La comisión encontró que el racismo y el uso excesivo de la fuerza permeaban en el Departamento y se habían salido del control de los líderes. Las recomendaciones que realizaron en ese entonces, hace casi 30 años, tristemente siguen siendo vigentes en la actualidad.

Más adelante en mi vida, tuve la oportunidad de trabajar y estudiar en Sudáfrica, donde tuve el privilegio de conocer a uno de mis héroes, el clérigo Desmond Mpilo Tutu. Fui testigo de la devastación que dejó el Apartheid y del legado del racismo, pero también del esfuerzo incesante en pos del progreso y la reconciliación. En Stanford, durante mi último año viví en Ujamaa, un dormitorio del campus dedicado a la comunidad de color (y donde, actualmente, la mayoría de los residentes son negros). Incluso en medio del tremendo privilegio de Stanford, había mucho qué aprender acerca de las injusticias diarias del racismo en nuestra sociedad.

Comparto esto no para sugerir que entiendo de primera mano las dificultades que atraviesa la comunidad de color en Estados Unidos, sino para explicar que, durante casi 30 años, he sido testigo presencial de la apasionada, persistente, fuerte y bien fundamentada exhortación a la justicia en Estados Unidos y en todo el mundo o he participado en ella. 30 años después, a pesar del clamor de millones de voces que piden un cambio, es muy poco lo que podemos mostrar en nuestro camino hacia el progreso. La injusticia económica en Estados Unidos ha alcanzado niveles que no se habían visto en casi un siglo, una persona de color no puede visitar un supermercado ni salir a caminar sin miedo a ser asesinada sin motivo ni consecuencias para los agresores y, para decirlo en términos simples, el experimento estadounidense está fracasando.

Comparto esto porque entiendo que, en palabras de Martin Luther King, “los disturbios son el lenguaje de los que no son escuchados”, y quienes han estado exigiendo pacíficamente un cambio desde hace siglos, han visto muy poco progreso hacia una realidad de libertad, igualdad y justicia para todos, algo que Estados Unidos ha prometido desde hace mucho tiempo. Entiendo por qué las personas que están participando en los disturbios sienten que las oyen, pero que no las escuchan.

En el primer discurso que me invitaron a dar después de fundar Snapchat, pronunciado en la Conferencia de Mujeres Empresarias de Stanford, en 2013, declaré que “soy un varón joven, blanco y formado. He tenido mucha, mucha suerte. Y la vida no es justa”. Sentí la profunda responsabilidad de mencionar mi privilegio y reconocer la injusticia en nuestra sociedad; especialmente frente a mujeres empresarias líderes, que luchan diariamente con este tipo de injusticias. Reconocer mi privilegio fue un primer paso muy importante para mí, pues me ayudó a escuchar. Mis experiencias como hombre blanco acaudalado se diferencian categóricamente de las injusticias que viven muchos de nuestros compatriotas estadounidenses. Comprender la situación de las personas diferentes me ha ayudado a convertirme en un mejor aliado suyo en la batalla.

La idea fundamental sobre la cual se construyó nuestro país era la noción de que las circunstancias de tu nacimiento no predestinarían el curso de tu vida. Nuestros fundadores pensaban que la idea de un rey escogido por Dios era ridícula. Dios nos escogió a todos y nos ama a todos por igual. Los padres de la patria deseaban construir una sociedad que reflejara el amor de Dios y la idea de que Dios habita dentro de todos nosotros. Dios no cree que ninguno de nosotros sea más o menos merecedor de amor.

Por supuesto, sabemos que los mismos padres fundadores que defendieron los valores de libertad, igualdad y justicia para todos, en su mayoría poseían esclavos. Su poderosa visión de una nación creada por el pueblo y para el pueblo fue construida sobre cimientos de prejuicios, injusticia y racismo. Al no abordar estos pilares corrompidos y los constantes fracasos para crear oportunidades equitativas para todos, nos estamos negando a darnos cuenta de nuestra verdadera capacidad de progreso humano, y continuaremos sin alcanzar la visión audaz de libertad, igualdad y justicia para todos.

A menudo me preguntan mis amigos, miembros del equipo, periodistas y otros socios, qué es lo que podemos hacer para marcar una diferencia. Reconociendo que no soy un experto en lo absoluto y que a la corta edad de 29 años tengo mucho que aprender sobre el funcionamiento del mundo, a continuación les comparto mi propia perspectiva de lo que se necesita para crear el cambio que tanto anhelamos en Estados Unidos. No podemos acabar con el racismo sistémico sin crear, al mismo tiempo, oportunidades para todas las personas, sin importar su origen.

Primero, es importante entender que, desde mi perspectiva, gran parte del Estados Unidos donde vivimos actualmente ha estado definido por la “gran idea”, impulsada por el presidente Reagan y otros, de que los negocios deben ser los motores del progreso y el gobierno debe mantenerse al margen. Efectivamente, los recortes de impuestos y la desregulación ayudaron al crecimiento de la economía norteamericana, y el gobierno federal ha reorientado el porcentaje de sus gastos de proyectos a futuro, como la investigación y el desarrollo, a derechos como la seguridad social. Por supuesto, la investigación y el desarrollo por parte del gobierno son planteamientos a largo plazo, pero cuentan con beneficios considerables a corto plazo: han ayudado a la producción de muchos de los componentes utilizados en los celulares modernos, lo que ha llevado al crecimiento y éxito de empresas como la nuestra. Sin embargo, esto forma parte de los cálculos preliminares (e imperfectos) de la Reserva Federal; aunque podemos debatir a qué línea pertenece cada componente, las aproximaciones revelan un sesgo sustancial hacia el pasado y presente, a costa del futuro:

Gastos del año fiscal 2019 por función de presupuesto

% del presupuesto general

Pasado/presente

Medicare

16.80 %

Seguridad Social

15.79 %

Defensa Nacional

15.27 %

Salud

10.50 %

Interés neto

8.45 %

Seguridad de los ingresos

8.21 %

Gobierno general

5.81 %

Beneficios y servicios para veteranos

3.13 %

Administración de justicia

1.18 %

Agricultura

0,59 %

Presente / pasado total aproximado

85.73 %

Futuro

Educación, capacitación, servicios sociales

2,24 %

Recursos naturales y medio ambiente

1.05 %

Transporte

1.73 %

Desarrollo comunitario y regional

0.88 %

Desarrollo comunitario y regional

0.56 %

Energía

0.35 %

Futuro total aproximado

6.81 %

no es ningún secreto que nuestro país ha priorizado a las empresas. Nosotros en Snap hemos resultado tremendamente beneficiados gracias a estas políticas, pero creo que llegó el momento de poner primero a la gente en todo Estados Unidos.

Creo que el primer y más importante paso es reafirmar nuestro compromiso con nuestros valores fundacionales como nación: libertad, igualdad, justicia, vida, autonomía y la búsqueda de la felicidad. Debemos trabajar juntos para crear una visión compartida en pos de un futuro exitoso y definir cómo es el país que deseamos dejarles a nuestros hijos. Este debe ser un proceso que involucre a todos los estadounidenses y tiene que ser “por el pueblo y para el pueblo”. Si logramos definir la nación en la que deseamos convertirnos, podremos comenzar a tomar medidas y aplicar nuestros valores a las decisiones vitales que debemos tomar a fin de que nuestra visión compartida se convierta en una realidad.

También debemos comenzar a definir nuestro éxito en términos del cumplimiento de nuestros valores, en lugar de métricas absurdas a corto plazo como el PIB o la bolsa de valores. Cuando aumentan los costos de atención médica, sin importar el valor que recibas, el PIB aumenta. Si un huracán golpea la tierra y acaba con miles de hogares, al reconstruirlas el PIB aumenta. Básicamente, el PIB es una métrica fallida que no refleja lo que contribuye a la verdadera felicidad humana. La búsqueda de la felicidad debe expandirse más allá de la búsqueda de la riqueza.

Debemos establecer una Comisión de la Verdad, Reconciliación y Reparación diversa y apartidista. Debemos iniciar un proceso para asegurar que la comunidad de color de Estados Unidos sea escuchada a lo largo del país, investigar la parcialidad y los prejuicios del sistema penal, reforzar la División de Derechos Civiles del Departamento de Justicia y emprender acciones sobre las recomendaciones de reconciliación e indemnizaciones que dictamine la Comisión. Hay mucho que aprender de aquellos que han tenido el valor de emprender un proceso similar después de las atrocidades en todo el mundo, debemos crear un proceso que refleje los valores estadounidenses y ayude a nuestra nación a hacer los cambios necesarios y sanar.

Debemos reiniciar el “Motor de la Oportunidad” en Estados Unidos invirtiendo en la educación, el sistema de salud y la vivienda, para que estos componentes básicos de una sociedad libre y justa sean más accesibles para todas las personas.

Creo que, una razón por que el fenómeno del emprendimiento en Estados Unidos ha disminuido tanto desde la década de los años ochenta, es la falta de una red de seguridad social apropiada y suficiente. Este fenómeno depende de que las personas involucradas puedan tomar riesgos para iniciar un negocio, lo que resulta casi imposible si no se dispone de algún tipo de red de seguridad como la que yo tuve. Los emprendedores potenciales de hoy están sujetos a deudas estudiantiles, a un estancamiento salarial y a un aumento de gastos que dificultan el ahorro del capital inicial necesario para comenzar un negocio.

Invertir en el futuro de nuestro país para beneficiar a los hijos de nuestros hijos será costoso. Necesitaremos instituir un sistema más progresivo de impuestos sobre ingresos y un impuesto sobre bienes sustancialmente mayor, y necesitaremos que las corporaciones paguen una cantidad de impuestos más alta. Mientras invertimos en el futuro, deberemos reducir el déficit federal para estar mejor preparados ante cualquier conmoción externa que pueda ocurrir en el futuro en este mundo que cambia con tanta rapidez. En resumen, las personas como yo tendremos que pagar muchos más impuestos, y creo que valdrá la pena a fin de fomentar una sociedad donde todos salgamos beneficiados.

Muchos de estos cambios podrían ser “malos” para los negocios a corto plazo, pero ya que representan inversiones a largo plazo para la gente de nuestra nación, creo que en conjunto cosecharemos tremendos beneficios a largo plazo.

¿Por qué no aún se produjo este cambio? Yo diría que simplemente porque la supermayoría de baby boomers, presente en todas las ramas de nuestro gobierno, ha demostrado poco interés en crear un mejor futuro para sus hijos. Durante décadas, nuestro gobierno ha implementado una estrategia de recortes de impuestos financiados con deudas y prestaciones para enriquecer a sus miembros más importantes: los baby boomers. Efectivamente, los boomers poseen casi el 60% de todo el patrimonio familiar en Estados Unidos. Para ponerlo en contexto, los multimillonarios poseen alrededor del 3%. Con el seguro social, por ejemplo, financiamos un programa que da beneficios a la generación más acaudalada en la historia de Estados Unidos, sin ninguna forma de verificar por qué medios se está logrando.

Algunas investigaciones han demostrado que cuando una generación mayor no se ve a sí misma reflejada en la generación más joven, está menos dispuesta a invertir en su futuro. En Estados Unidos, la generación de los baby boomers está conformada por casi un 70% de varones blancos, y la Generación Z, cerca de un 50%. El cambio demográfico en el país es inevitable. La pregunta, por lo tanto, es si podemos o no trabajar en conjunto por una nación que refleje de mejor manera nuestros valores fundacionales, que sane las profundas heridas de nuestro pasado, se esfuerce por eliminar el racismo y la injusticia y genere oportunidades para todos, sin importar quiénes sean o en dónde hayan nacido.

Fuente: https://money.cnn.com/interactive/economy/diversity-millennials-boomers/

As for Snapchat, we simply cannot promote accounts in America that are linked to people who incite racial violence, whether they do so on or off our platform. Our Discover content platform is a curated platform, where we decide what we promote. We have spoken time and again about working hard to make a positive impact, and we will walk the talk with the content we promote on Snapchat. We may continue to allow divisive people to maintain an account on Snapchat, as long as the content that is published on Snapchat is consistent with our community guidelines, but we will not promote that account or content in any way.

It is never too late to turn towards love, and it is my sincere and earnest hope that the leadership of our great country will work towards our founding values, our raison d’être: freedom, equality, and justice for all.

Until that day, we will make it clear with our actions that there is no grey area when it comes to racism, violence, and injustice – and we will not promote it, nor those who support it, on our platform.

This does not mean that we will remove content that people disagree with, or accounts that are insensitive to some people. There are plenty of debates to be had about the future of our country and the world. But there is simply no room for debate in our country about the value of human life and the importance of a constant struggle for freedom, equality, and justice. We are standing with all those who stand for peace, love, and justice and we will use our platform to promote good rather than evil.

I know there are many people who feel that just because “some people” are racist, or just because there is “some injustice” in our society that we are “not all bad.” It is my view that humanity is deeply interconnected and that when one of us suffers, we all suffer. When one of us is hungry, we are all hungry. And when one of us is poor, we are all poor. When any one of us enables injustice through our silence we have all failed to create a nation that strives for its highest ideals.

Some of you have asked about whether Snap will contribute to organizations that support equality and justice. The answer is yes. But in my experience, philanthropy is simply unable to make more than a dent in the grave injustices we face. While our family has and will continue to contribute meaningfully to create opportunity for the underprivileged, and donate to the guardians of justice, these circumstances call for a more radical reorganization of our society. Private philanthropy can patch holes, or accelerate progress, but it alone cannot cross the deep and wide chasm of injustice. We must cross that chasm together as a united nation. United in the striving for freedom, equality, and justice for all.

We have a great many challenges in front of us. To confront the long legacy of violence and injustice in America – of which George, Ahmaud, and Breonna are the latest victims, with so many more unnamed – we must embrace profound change. Not merely a change in our country, but a change in our hearts. We must carry the light of peace and share the embrace of love with all humankind.

May peace be with you,

Evan

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